Buen viernes, querid@s lector@s
El pasado mes de septiembre, con motivo de la celebración de la gala del Balón de Oro, al que estaba nominado el futbolista español Lamine Yamal, los mensajes de odio se dispararon en las redes sociales. No me sorprende. Ya sé cómo va el tema. Pero me sigue conmoviendo. Había otros asuntos candentes, como el final de la Vuelta a España y las manifestaciones pro-Palestina o la atropellada travesía de la Flotilla que aspiraba a descargar ayuda humanitaria para Gaza, que agitaron igualmente el racismo y la homofobia en las redes. Sí, en esos canales de comunicación y socialización de la nueva era digital que habitamos en que muchos cobardes se esconden tras un nombre anónimo o un avatar para verter ataques e insultos que, seguramente, nunca se atreverían a pronunciar a la cara. Aún tendremos que darle las gracias a Elon Musk... Lo explicaba este miércoles en el escenario del World Football Summit —interesantísimo encuentro para abordar el futuro del fútbol como negocio y herramienta social— la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz.
La ministra Saiz cifró en 680.000 los comentarios violentos, racistas y homófobos vertidos en redes sociales durante el último año. La cifra (y lo que esos números esconden) la conocemos gracias a la labor que el ministerio, en colaboración con LaLiga, ha hecho con el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), una herramienta diseñada para monitorizar el discurso de odio a través de las redes sociales. Y que lleva en funcionamiento un año. Cuando hablamos de discurso de odio hacemos referencia a, por ejemplo, esos apelativos de “puto moro” dedicados a un joven talento español que pelea por ganar el Balón de Oro, como Lamine —hay que ser ruin para perder el tiempo así...—, o de los insultos machistas que recibía meses antes otra futbolista española, Jenni Hermoso, después de haber sido vejada por el ya expresidente de la Federación, Luis Rubiales. A ella, a quien el alto directivo le dio un beso en los labios que nunca pidió y en prime time, la llamaron “puta”, “asesina” y “drogadicta”, entre otras lindezas. Hoy, Hermoso, que ganó en los tribunales hace unos meses, ha vuelto a la lista de la seleccionadora española, la recién llegada Sonia Bermúdez, un año después de ser apartada con ese beso no consentido como mar de fondo.
Ese Oberaxe debe servir pues para denunciar, castigar y negar el acceso a las redes sociales a todas esas personas que no son capaces de usarlas correctamente. En ello están, asegura Saiz.
Después de que La Liga se empeñara en echar a los racistas de los estadios del fútbol español, tras unos años en que se ha comprobado que es posible señalar y expulsar a esos violentos de nuestro fútbol —retirada de carnet de socio y hasta penas de prisión mediante—, el siguiente paso es sacarlos también de las redes. Con la colaboración de todos.
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