Soy Nacho Meneses, coordinador del canal de Formación en EL PAÍS, y te doy la bienvenida a una nueva entrega de nuestra newsletter. Esta semana quiero hablarte de una brecha que rara vez aparece en informes o estadísticas, pero que define silenciosamente el futuro de millones de niñas en situación de vulnerabilidad extrema: la falta de fe en su talento. ¿Qué ocurre cuando una sociedad entera decide que una niña no merece aprender, ni soñar, ni construir una vida distinta?

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Esa es la realidad que conoce de primera mano Lady Mariéme Jamme, activista autodidacta y CEO de iamtheCODE, el primer movimiento global liderado desde África para impulsar la educación digital de niñas y jóvenes, con un objetivo claro: formar a un millón de jóvenes programadoras antes de 2030. La historia de Jamme, marcada por la violencia y el abandono, explica la urgencia con la que trabaja hoy en campos de refugiados, barrios empobrecidos y comunidades donde nacer niña sigue siendo una desventaja estructural. Y también explica por qué insiste en que enseñar programación no es un objetivo en sí mismo, sino una herramienta para que una niña descubra que puede pensar por sí misma, hablar con seguridad y mirar al futuro con dignidad.

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