Hola, esta semana abrimos Ideas con un texto escrito por la filósofa Victoria Camps sobre la corrupción, que siempre vuelve. La pensadora barcelonesa sostiene que la malversación de fondos públicos no es, como se dice, algo inevitable. Las corruptelas de Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García se podrían haber evitado. Con la corrupción, señala, pasa como con la prostitución, que muchos creen que nunca desaparecerá. Sin embargo, ella no está de acuerdo y aporta ideas de cosas que podemos hacer para poner freno al trapicheo.
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Además entrevistamos a una destacada pensadora francesa: Manon Garcia, que ha estudiado la sumisión y ha estado presente en el juicio del caso Pelicot. Y publicamos un texto sobre la relación de los filósofos con el alcohol.  

Vamos a ello, 

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Por Carmen Pérez-Lanzac

Camps, que confiesa ser votante socialista de toda la vida, escribe que le entristece profundamente constatar un ejemplo más de la inoperancia de los gobiernos de izquierda para poner en marcha reformas más allá del maquillaje. Transparencia Internacional, que elabora un índice de la percepción de la corrupción por países (un total de 180), le da a España un color cada vez más anaranjado, siendo el amarillo brillante el del país más democrático (Dinamarca) y el burdeos el del más corrupto (Sudán del sur). El año pasado, España estaba en el puesto 46 del ranking, 10 puestos peor o más corrupta que en 2023.

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Como recoge Camps, el punto que hace a España más vulnerable al trapicheo está en la contratación pública y señala que los “flamantes” portales de Transparencia que trajo la ley de transparencia no nos han ayudado a ver indicios de corruptela en Santos Cerdán y sus secuaces. “¿Quién acaba beneficiándose del gasto público?”, se pregunta la filósofa.

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Podéis leer el texto aquí.

La filósofa francesa Manon García ha estudiado el consentimiento y la sumisión. Para seguir con su investigación asistió en directo al juicio del caso Pelicot, en el que se encontró con “un problema matemático”: mientras que las mujeres se identifican con la mujer violada, los hombres no lo hacen con los violadores y le gustaría que se preguntasen qué tiene en común con estos, como le contó en Berlín a nuestro corresponsal, Marc Bassets. Y hace una reflexión sobre los efectos geopolíticos del machismo: “En la guerra, en esta forma de dominación que observamos en marcha —la dominación rusa, la dominación americana, etcétera— hay algo eminentemente antifeminista, y verdaderamente la cuestión de la igualdad hombre-mujer se ha convertido en un elemento de polarización completa del debate público”.

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La entrevista está disponible hoy en el suplemento y mañana en la web. 
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